La banalidad de la vida
me va poco a poco embruteciendo.
Su decadencia me acomoda,
me teje un jersey para el frío de la aventura,
construye un puente en el abismo de la duda
para que cruce impasible.
Me atrapa la rutina hasta malgastar
el vano intento que hago cada mañana
de no morir al despertar.
sábado, 1 de abril de 2006
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