lunes, 26 de diciembre de 2005

El infierno deseado


Hoy he vuelto a ver ese infierno
no el que nos prometieron
sino el deseado,
el yacente, el yuxtapuesto,
el perpendicular infierno
que envuelve la existencia.
Hoy he vuelto a ver ese infierno;
tal vez mañana sea hoguera
de penetrante olor sulfureo,
hoy solo dolor, solo deseo,
solo realidad grotesca y absurda,
razonable razón irracional...
solo vida.
Hoy de nuevo ese infierno
no el subterraneo averno
de almas dolientes
sino el subcutaneo,
el que sangra, el que siente
y padece más allá de su mentiras.
Mañana... siempre quedará mañana
hasta entonces otra vez ese infierno
no el prometido sino el deseado.

martes, 13 de diciembre de 2005

Avidez de intemperie


En busca del nomadismo ancestral
vagamos irredentos en la noche
convencidos de que no existe la ruta.
Que pequeño se le queda el mundo
al gran hombre,
que paso más largo tiene el ignorante.
Buscamos nuestras raices para arrancarlas,
nuestros sueños no descansan en la meta
nuestros pasos no siguen sus laureles
prefieren morir en el barro.
Necesitamos este sol y este agua
la paz del camino fatigante
y la esperanza de que tras el horizonte
hay más horizontes.

miércoles, 30 de noviembre de 2005

Certeza del vacío


Patíbulo sonriente del maldito
a ti consagro mi fracaso,
este descenso infinito hacia el dolor,
el final prometido y prometeico.
Sueño del ignoto blasfemante
que tras Dios intuye al hombre,
ciencia ciega y enlutada
que niega la fe en la silaba rotunda
en la voluntad firme
de estas furiosa raza.
Me aferro en la caida al silencio,
a la certeza del vacío,
a las mentiras que me convencieron
de no mentirme nunca.
¿Cómo rendirse?
¿Qué victoria he rechazado al besarte?

No merece disfrutarse

Mediré mi perdida
en tus lágrimas
y mi triunfo
en tu egoismo.
La paz que te concedo
no merece disfrutarse.

lunes, 28 de noviembre de 2005

Has debido robarme el alma

Has debido robarme el alma
porque siento el hueco en las entrañas.
¿Cómo me rindo ahora?
¿De que color visto mis patrañas?.
Otra vez la lucha y la herida,
otra vez las palabras extrañas.
Ojala se te hubiera tragado la noche
con sus rotundas caricias
con sus suaves patadas.

Bellos sueños

Nace la noche, sin querer,
otra vez en mis sueños.
Ha tejido delirio en las paredes
y sombra y locura.
No existe, lo que no veo
otra vez mueren
los bellos sueños...

Dicen

Dicen que no tiene alma
que se la robó una dama
de piel oscura y ojos que matan.
Dicen que no se cansa
de regalarle a la noche una sonrisa
mucho derroche y besos sin prisa.
Dicen que va de barra en barra
pidiendo fiado un beso robado.
Dicen que canta canciones
que vende razones
aunque no las compartas.
Dicen que se aferra a una estrella
la luna llena hoy tiene resaca.
Dicen que va por la calle
caminando de espaldas
porque asegura que ha visto
seguirle a las hadas.
Dicen que anda pidiendo
un botón más para tu blusa
porque tu escote despista sus musas.
Dicen que ha levantado un altar a tu mirada
pues está convencido de que por encima de ella
ni Dios ni nada.

domingo, 27 de noviembre de 2005

Dejame acariciarte...

Dejame acariciarte,
no importa la distancia.
Esta noche no es nuestra,
tal vez tampoco el alba
pero tus besos invisibles
aun acarician mi cara.
¡Despertad musas!
ha vuelto el redentor.
Que fantástica derrota
morir y no sangrar
llorar y no gritar.
Que rabia más callada,
que dolor más conformista
que con verte se deshace
y no pide ya más nada.

sábado, 19 de noviembre de 2005

El ruido

Llegue a la habitación agotado. Tras dejar la cazadora sobre una silla, miré de reojo el reloj de la mesilla que marcaba las 4 y 32 de la noche. Tomé un vaso de leche fría y encendí un cigarro mientras miraba por la ventana. Nada nuevo bajo las farolas.
Esquivando los golpes del silencio y del aburrimiento, recorrí la distancia que me separaba de la cama y me tumbé al tiempo que me quitaba los zapatos con los propios pies.
Cerré los ojos, buscando el sueño. Un sueño. El que sea.
De repente lo oí. Ese maldito ruido al otro lado de la habitación. Ese molesto estruendo que traspasaba mi cerebro como una bala.
La nausea que me provocaba tal sonido me inmovilizaba. Me fijaba a las sabanas como los clavos a un ataúd. Era horrible.
Me di la vuelta y traté de amortiguar el ruido colocando mi cabeza bajo la almohada. Inútil. Todo inútil. Las ondas sonoras de aquella detonación constante y sin tregua traspasaban todos los muros. Era una fuerza imparable que a buen seguro recorría toda la ciudad. Era la razón de que los perros ladrasen sin aparente motivo por las noches. La voz de la conciencia del esquizofrénico. Era la gota que colma el vaso de la neurosis. La excusa para salir corriendo del cobarde. El argumento que alimenta el insomnio del culpable.
No pude aguantar más. Me levanté, me dirigí al baño y cerré el maldito grifo.
El goteo cesó. Los perros dejaron de ladrar. El esquizofrénico dejó de oír voces y su neurosis no rebosó. El cobarde siguió siendo cobarde pero aguantó el tipo. El culpable por fin durmió y yo con él.

Retrato nocturno

Aún no sé su nombre. Es casi seguro que nunca lo sabré. La conocí en un bar de barrio de la periferia de la ciudad. Era un local de pésimo gusto y peor vino. Iba allí por que su decadencia me gustaba, tal vez porque me recordaba un poco a la mía.
Ella entró con no sé que estúpida y bendita razón, y habló un segundo con el camarero. Después, me miró y me pidió fuego. Era el ser más maravilloso que había visto jamás, y es raro porque a mí no me gustan las pelirrojas. – No fumo – dije mientras maldecía mentalmente mi buena salud. – Mejor – añadió ella – así yo tampoco.
Comenzamos a hablar. Le hablé de mi vocación de pintor y de mi maldición de contable en una empresa de papelería. Ella me miraba, con ese tipo de ojos que se merecen el poema más cursi pero también el más bello del mundo y adornaba mis frases con constantes gestos de interés, de sorpresa, de alegría, de complacencia.
El camino hasta mi casa, lo recuerdo vagamente. El camino de la puerta a mi cama, no lo quiero detallar y el camino de su lengua por mi cuerpo, no lo puedo contar.
A media noche me desperté. La quité un cigarro del bolso y me dirigí a la ventana para encenderlo mientras miraba la calle desierta. - La ocasión lo merece – pensé – ¿qué es un buen polvo sin el cigarro de después? -.
La miré tumbada en mi cama, tan dormida, tan desnuda. Con esa postura tan insultantemente sensual.
Comencé a dibujarla, a lápiz normal y detrás de una vieja factura de la oficina. No podía perder tiempo en buscar nada mejor, tal vez cambiase de postura y el momento se perdería.
Cuando acabé guardé el boceto en la carpeta donde guardo los dibujos que no pienso retocar y volví a la cama. La abracé y me dormí.
A la mañana siguiente, la lluvia golpeaba los cristales de la habitación. Yo yacía solo abrazado a la almohada.
Me levante buscando con la mirada su presencia, aunque sabía de sobra que se había marchado. Tomé la carpeta y saqué el dibujo de la noche anterior, y he aquí mi sorpresa cuando descubrí que lo que esa misma factura contenía en su reverso, no era su imagen sino la mía tumbado desnudo en mi cama y durmiendo plácidamente.

viernes, 11 de noviembre de 2005

Confusionismo


Basta de certezas henchidas de si mismas,
no merecemos el resplandor de lo inmutable.
La inmersión en las estrellas
ha de hacer salta por los aires lo apolíneo,
su precipitación sublime hacia la nada.
Amamos el orden sin jerarquías,
esa ciencia ilógica que es la vida,
la verdad que empieza en el principio de incertidumbre.
Queremos lo inexplicable como apoyo para mover el mundo,
destilar la duda final, no meridiana,
el exceso de la calma es nuestra sabiduría.
Rozaremos al caer, con nuestras alas de cera derretidas,
el trono que la razón nos negó con incuestionables argumentos
y en el espacio infinito de nuestra duda
levantaremos un gran cero como sumatorio de todo.
No somos dueños de nuestra piel,
ni de los rayos de sol que la acarician
nuestro patrimonio es más modesto
tan sólo la certeza de un mañana que esperamos ansiosos
para recibirlo con desdén.

sábado, 22 de octubre de 2005

Aforismos y Epigramas VII

Creer en la posibilidad de conseguir un mundo más justo y feliz es de locos... por eso me dan pena los cuerdos.

Me inspiran más confianza las personas que conocen sus contradicciones que las que afirman sus convicciones.

La culpa de que yo no crea en Dios la tiene el Diablo.

No solo me arrepiento de haberme equivocado sino que estoy dispuesto a repetirlo.

Si existe el destino... alguien me puede explicar que cojones ha hacemos aquí.

Addedas y paráfrasis

El camino del exceso conduce al templo de la sabiduría, y la sabiduría conduce al hogar de la calma.

Es una suerte acertar mientras se piensa, lo mismo que errar.

Nietzsche se equivocó: lo que no me mata, me empeora

¿A qué noche llamas esperanza?


¿A qué noche llamas esperanza?.
Aquel cielo ya no es una promesa
murió con tu último gesto.
Se desplomó la paz que construimos
y a pecho abierto descubrí la madrugada.
Lo rotundo de tus ojos
cercenó la última sonrisa
y ahora solo queda la maleza
y el estío y el hastío.
La guerra que te prometí
ya no te la debo.
La mentira es el alba
que se derrama con tus lágrimas.
Aquel cielo ya no es nuestro.
Aquel cielo ya no es nada.

Se miraban

Se miraban.
Sin saber que se estaban matando
se miraban.
Sin saber que se estaban amando
se miraban.
Sin saber que se estaban odiando
se miraban.

Peter Pan ha muerto

Me golpean,
y busco el báculo
pero su luz me ciega.
¿Otra vez la noche?.
Silencio.
El niño ya no grita...
Duerme.
No eres nada
y esos es bueno...
¿Por qué llorar?

lunes, 17 de octubre de 2005

El naufragio

Empecé a quemar las naves,
a cerrar el silencio con un portazo,
a buscar entre los restos del naufragio
una salida honrrosa.
No había escapatoria.
No me convencieron las luces
ni los cantos de sirena,
fue un suicidio, lo admito,
pero yo no apreté el gatillo.

jueves, 13 de octubre de 2005

Distancia etérea

Palpita la distancia etérea
de mi cuerpo que te roza,
y a la vez que te desea
sin tocarte aún te intuye.

Se disipa muy callada
su mentira, que resbala
plumiforme por tu rostro-porcelana.

Nunca noble su mudable compañía;
sabe a derrota tu piel de cortesana.
Hasta donde la noche recuerda,
no hubo querubín de Venus
tras su pecho nunca.

No se si mientes cuando hablas,
pero has de mentir si rezas
pues no existe dios alguno
capaz de inventar tu belleza.

El observador

El observador,
eterno medidor de distancias
siendo él mismo
un obstáculo.
Sin llegar a estar
y siendo lo que es.
Sin más.
Un camino se construye,
se hace, es en si mismo
por la distancia.
Tramos que se alejan.

Miembro de nada,
esencia misma del todo.
No mira el observador,
calla distante,
alejado incluso de si mismo;
sin principio ni fin,
siendo por si solo
el camino permanente,
la acción inmovil,
acto puro de ser pensante.

No avanza, no retrocede,
sin permanecer
pero al tiempo estando fijo,
convirtiendo las distancias
en un experimento
de proximidad consigo mismo.

Aforismos y Epigramas VI

Se llevó a una lágrima a la boca para no morir de sed.

Cuando me vaya, no lamenteis que haya muerto; celebrad que he vivido.

El arte es una droga que puede llegar a matar de sobredosis.

Dios se lleva a los mejores... por eso la vida es un infierno.

Si la muerte no muere, entonces ¿la vida no vive?.

miércoles, 12 de octubre de 2005

Banderas


Hoy me han dado a elegir una bandera
tejida de seda y grandes ideas
plagadas de nombres de gente "sincera"

Hoy me han dado a elegir una bandera
que sueña imperios, que traza fronteras
que viste de negro familias enteras.

Hoy me han dado a elegir una bandera
con la que la verdad se tapa
si la noche hiela.

Bandera con hoces
Bandera con flechas
Banderas de estrellas
Baderas muy negras.

Hoy me han dado a elegir una bandera
sembrada de muertos que siguieron su estela
que promete un futuro en un cajón de madera.

Hoy me han dado a elgir una bandera
izada por hombres de viejas escuelas
sofistas de paz, señores de guerras.

Hoy me han dado a elegir una bandera
que sirve de soga que al cuello te pone
quien menos te esperas.

jueves, 6 de octubre de 2005

Aforismos y Epigramas V

He estado en muchos antros de buena vida y mala muerte... y viceversa.

Sacadme de allí.

No tengo miedo a la muerte. Si lo tuviera me pegaría un tiro.

El corazón no importa. La mente es un emperador que no necesita bufones.

Está bien sufrir la locura... pero cuando es la tuya.

miércoles, 5 de octubre de 2005

Levantando patrias


Hay quien dice
que no hay que hacer nada;
es lo útil, lo lógico, lo razonable.
Que la historia siempre fue así,
que así seguirá siendo.

Hay quien dice que luchar
es perder cada día un poco
y no se mueven,
no lloran, no gritan, no ríen.
Y se miran orgullosos de su nada,
satisfechos de su estar pasivo,
y le ponen medallas a su quietud
pensando que están levantando patrias,
que están levantando patrias...

Y forjan grilletes y cadenas
para ellos, para todos, sonriendo
inconscientes tras las rejas.
Proclamando que son libres
entre los muros de su celda.

No se puede hacer nada afirman,
y no lo hacen. No hace falta.
Y se mueren convencidos
de que estan levantando patrias,
que estan levantando patrias...

Sacan en procesión
los laureles de batallas vetustas,
mientras se llenan la boca
de lapidarias palabras castrenses
y desenfundan el sable del honor
y la muerte... y la muerte.

Hablan de paz, de cementerios,
de grises días guiados
por mano de hierro
y niegan lo que no entienden
convencidos de estar levantando patrias,
que están levantando patrias...

Se les cae el desprecio
de cada mirada,
su hombro es un observatorio al mundo,
y afirman, seguros de si mismos,
que por encima sólo Dios.

Inventan ira y desdén
para los que no visten su uniforme
ni caminan bajo su bandera,
ni bajo bandera alguna,
y les odian, orgullosos
de estar levantando patrias,
de estar levantando patrias...

Tras enlutadas capillas
ruegan por las almas
vestidas de cuerpos
que no conocen su credo,
que no necesitan su credo.
Y temerosos de su Dios colérico
ofrecen oro en sus altares
para sobornar su culpa
mientras rezan al Dios de los hombres
para levantar patrias,
levantar patrias...

Y es cierto; están levantando patrias,
pero por el cuello

Eva


Eva, que pasea sus piernas por esta ciudad;
en coches ajenos a trabajar.
Eva, que busca otro cuerpo, que la quiera pagar
noches de insomnio en un sucio hostal.
Eva, que hoy la he vuelto a ver pasar
un rosto cansado bajo las luces de esta ciudad.
Eva, asfalto mojado, espejo brutal
que busca un pasado que se pueda contar.
Eva, que vende su cuerpo en la esquina de un bar;
canción para una boca que no sabe cantar.

Eva, que no tiene principio, que no tiene final.
Eva que sus lágrimas ya no saben a sal.

Eva, ningún paraiso del que pueda escapar,
dos gramos y medio para aguntar.
Eva, que la droga ya no la puede matar,
ayuda a caminar cuando las cosas se ponen mal.
Eva, que se desdibuja en una botella,
que sabe de la noche más que las estrellas.
Eva, que se ha negado a soñar
y vigila la noche desde algún portal.
Eva, que no quisiera crecer
pero nació muerta la niña que fue.

Eva, que no tiene principio, que no tiene final.
Eva que sus lágrimas ya no saben a sal.

Visión

El delirio etílico
dibujó un demonio
en el espejo. Yo.
Poder. Nacía y moría
en mí el mundo.
Miedo. Demasiado más allá
de la línea.
No. Tal vez más adelante.

martes, 27 de septiembre de 2005

Besos sinceros

Escribeme una canción en la piel
y te invito a mi cama;
no es que esto lo suela hacer
pero tus labios me matan.

Si tomo un trago más
me dejo engañar,
te sigo al infierno,
te ando detras.

Desde Cayao con la luna a la espalda
me haces rodar,
bailando el tango del loco
que te quiere besar.

Calle melancolía,
Gran Via, Tribunal
dónde habita tu olvido
para no pasar.

A quién has robado
esta noche de besos sinceros,
me asusta morena,
quedarme atrapado en tu pelo.

Y si mañana despiertas
y dices haberme engañado,
habrá merecido la pena
romperte las medias,
haberte atado.

martes, 13 de septiembre de 2005

Aforismos y Epigramas IV

Un perdedor es alguien que tien todo por ganar. ¿Hay algo más esperanzador?

Bienaventurados los que no tienen conciencia porque ellos heredarán el cielo.

La mayor de las demencias es querer volverte loco y sólo conseguir más y más lucidez.

Esperemos que lo imposible no se cumpla porque entonces dejaremos de quererlo.

El hombre que necesita leyes para vivir en sociedad es que no merece vivir en sociedad.

lunes, 12 de septiembre de 2005

Supongamos

Supongamos que es verdad
que estamos equivocados,
que es mentira que tengamos la razón.
Supongamos que no habla el corazón
que sólo es sonido acompasado,
no hay látidos ni ilusión.
Supongamos que he perdido la razón
que no hay misterio llamado amor,
sólo un jirón del alma disfrazado de pasión.
Supongamos que supongo
que has cometido el error de acertar
de cubrirte de verdad,
de afirmar lo evidente
con un beso en la frente
para despertar.
Supongamos que de tanto amarnos
se ha herido el corazón
y la llaga solo calma
cuerpo a cuerpo, corazón a corazón.

Tango

Se aferraba a un tango de Piazzola para no llorar.
Entre las manos aguardiente y un libro de Lacan;
le decía al camarero: ¿dónde esta la esperanza cuando se va?.
Cantaba muy bajito apoyado en la barra pidiendo un trago más,
sonaba en el ambiente una canción inconfundible que nunca pudo recordar;
entre poemas de Benedetti y citas de Marx
una mujer impresionante, de cuyo nombre no me quiero olvidar
le decia al odio: Esta noche hace frio, tal vez me quieras calentar.
Y se puso su sombrero, la gabardina; cogió su paraguas y se alzó el cuello.
Le ofreció el brazo a la puta para que dejara de pecar,
y con aires de gran dama y él de galán
salieron del tugurio camino de un mal hostal.

Y la luz del puerto les vió pasar,
abrazados del talle mirando a la mar.
Él decía te quiero, ella preguntaba:
¿Cuánto me vas ha pagar?

No tengo dinero, mi vida,
pero si una barca a remos que no sabe flotar,
con ella cruzaremos hasta donde te puedan pagar;
el cielo aunque no lo creas no puede esperar.
Ella cerró los ojos y se dejó besar:
- que gran amante es la muerte
y que negra es mi suerte
que me tenga que tocar
a mis 22 años de edad -

A la mañana siguiente,
Malena alfombraba el asfalto mojado
inerte, su cuerpo rozaba la brisa
hay quien dice que sus labios
esbozaba aún una sonrisa.

La muerte volvió esa noche a la barra del bar,
a Piazzola, a Benedetti y a Marx.
- Hola preciosa: ¿Cuánto me vas a cobrar?

Y la luz del puerto les vió pasar,
abrazados del talle mirando a la mar.
Él decía te quiero, ella preguntaba:
¿Cuánto me puedes pagar?

Asfalto de madrugada


Sorprenderse del miedo que cesa de mirarte a los ojos;
cuando nada se tiene que perder todo se gana por todo.
Y camina la melancolía tan ancha por la avenidad,
mira de frente a los ojos y no malgasta saliva.

Quema el asfalto de la madrugada
las calles duelen cuando ya no se ama nada.
Se muere el amor en tu almohada,
besos que ya no me dicen nada.

Resuenan tus tacones sobre el asfalto
se puede decir más claro pero no más alto.
Gotas de alcohol en tu sonrisa,
te has cansado ya vivir deprisa.

lunes, 5 de septiembre de 2005

Aforismos y Epigramas III

Rezale a Baco y a Dionisos por tu pobre alma de asceta.

Si Dios existe morirá con nosotros.

Es dificl relacionarse en una sociedad donde no es fácil distinguir entre la estupidez de los demás y la propia pedantería.

Convencedme de que no he muerto y sabré que no he vivido.

Los fronterizos

Nosotros, los fronterizos,
los dueños del dolor.
Aquellos que doblegan el alma
dejándola quebrar
por el peso de la serpiente.
Así es la vida de los míos;
en constante lucha,
en constante retirada.
Nosotros, que amamos tanto la vida
que nos precipitamos irremediablemente
hacia la muerte,
sin más esperanza ni más cielo
que aquello que dejamos concluido.
Sólo un infierno: lo que no hicimos.

La carcel de la ternura

La convenció de que la eternidad
no es tanto tiempo.
Que como viene se va
que las palabras no son verdad
si no se las lleva el viento.

Se cansó de mirar de reojo
el balcón de pecados carnales.
Abandonó el adosado a sus ojos
puso en venta el baul de postales
todas sin remitente, todas sin fotos.

Escapó de la carcel de su ternura
buscando en la basura
un corazón que no pida razones
unos besos con factura.

Que tarde llega el destino
a meter mano a la risa;
perdí en la misma noche
la vergüenza, el sueño y la visa.

Se subió conmigo en el coche
la reina de los besos sin prisa;
la factura del tiro de grifa
a la cuenta del bar del Derroche.

jueves, 1 de septiembre de 2005

Aforismos y Epigramas II

Adoro a las personas sin principios; se puede confiar en que no los traicionarán nunca. ¿Hay algo más moral?.

La muerte no es más que la vida conjugada en futuro.

¿Existe vida antes de la muerte?. Esa es la pregunta metafísica de nuestros días.

La existencia es tan definible que es indefinible.

El fracaso es mucho más pedagógico que la duda.

lunes, 29 de agosto de 2005

Demencia



La oyes caminar cerca ¿verdad?;
se sube a tu espalda si no la miras,
sientes su aroma en la estancia,
percibes su sombra furtiva.
Está ahí, en el silencio,
notas su aliento en el rostro,
su tacto en la nuca.
Te acaricia el pelo.
Busca en tus cajones,
revuelve en tus armarios.
Yace en el suelo mirandote
mientras desafina tu alma.
No te hará daño,
no te tocará,
ni siquiera dibujará un gesto;
sólo te mirará inmovil
y ausente
mientras gritas sin voz
que te mate o se marche.

Aforismos y Epigramas

Hoy he visto a Cain besar a Judas

El que nada en la abundancia, es como el que todo en la pobreza.

Para enfrentarse a Dios, primero hay que admitir su existencia.

Una sociedad que llama vicio al placer, no me ofrece mucha credibilidad moral.

El estruendo de las musas

Ya están las musas cerca.
Se que son demonios,
fantasmas...
¿por qué volveis?.
¡Marchaos!, no es buen momento.
La ciudad no quiere recibirme.
Ya no. No aún.

viernes, 26 de agosto de 2005

Dionisos

Tanto tiempo buscando el poema eterno.
El más bello.
El más despiadado.
Luces que pueblan la mente oscura.
Sonidos sordos sedientos de sangre.
¿No escuchas el susurro del cuervo?.
Existe una cacería detrás del horizonte
que golpea el drama
de una máscara hecha pedazos
y que sangra vino
mientras escupe verdades
que levantan ampollas en los buenos.
Su paraiso está lleno
de miedo y cinismo.
Yo quiero otro cielo distinto,
con distintas promesas,
con distintas voces
y con distinta música.
No más melodías de algodón
del dios Apolo.
¡Viva el ruido desenfrenado
de lo absurdo!
y por absurdo más bello si cabe;
y por bello... sólo vida.

Suicidio


¿Por qué llamais a las sombras?.
Aún no es la hora.
¿Ha entrado ya la muerte?
Que pase, que pase...
al fondo está mi alma.