lunes, 5 de mayo de 2008

Tiempos Extraños

¿Qué queda después de la niebla?
La pólvora mojada e inservible
para los exaustos sentidos.
Una panoplia de despropositos
desgastados y caducos.
Un erial sembrado de sueños famélicos,
el solar polvoriento y esteril,
futuro camposanto de días quemados.
¿Hasta donde alcanza la visión desde este altozano?
Depende de la posición del sol,
pero mi sombra extiende la penumbra
hasta el horizonte.
Mis pasos ya no siguen a mis huellas,
ni las marcas del camino me orientan.
A gritado ¡Tierra! el vigía,
tierra que será mi sepultura
y de las lágrimas de la noche
brotarán las flores del dolor,
y yacerá allí eternamente
esta vida que espera
los tiempos extraños.

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