lunes, 29 de agosto de 2005

Demencia



La oyes caminar cerca ¿verdad?;
se sube a tu espalda si no la miras,
sientes su aroma en la estancia,
percibes su sombra furtiva.
Está ahí, en el silencio,
notas su aliento en el rostro,
su tacto en la nuca.
Te acaricia el pelo.
Busca en tus cajones,
revuelve en tus armarios.
Yace en el suelo mirandote
mientras desafina tu alma.
No te hará daño,
no te tocará,
ni siquiera dibujará un gesto;
sólo te mirará inmovil
y ausente
mientras gritas sin voz
que te mate o se marche.

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