sábado, 20 de agosto de 2011

Me han echado de clase

Esta mañana me ha llamado “el jefe” y me ha dicho que ya no había trabajo
para mí. Que la obra está parada. Que me vaya a casa y pase la semana que
viene a por los papeles y el dinero.
Me he sentido como cuando en el colegio la profesora me echaba de clase y
me pasaba el día en el pasillo: una mezcla de impotencia y liberación.
En realidad hoy también me han echado de clase, pero de la trabajadora y
me pasaré los días en los pasillos del INEM.
Tengo casi 50 años, un perro ya mayor, una pensión compensatoria que
pasar a mi ex y muchas deudas. Creo que con lo que me den por
desempleado podré pagar la hipoteca. Un tiempo al menos.
No sé qué hacer. Ahora no puedo pensar con claridad. Será mejor que tome
decisiones sobre mi futuro cuando esté más calmado. Creo que me daré a la
bebida, luego a la desesperación y finalmente a la indigencia. ¿Es lo que se
hace en estos casos, no?.
Bueno, de momento iré a dar una vuelta para despejarme. Me llevaré un par
de cargas de explosivas de las que usamos en los barrenos de la cantera…
no, no voy a causar una matanza de gente inocente tranquilos. Tampoco de
culpables. No sé quien son unos y quien son otros. Puede que no haya
culpables. No lo sé. Tampoco voy a suicidarme. No estoy loco, además tengo
que hacer todavía todo el papeleo del INEM.
El explosivo me lo llevo por si en un momento dado, fruto de un ataque de
enajenación y ante el mostrador del funcionario de turno, me da por volar
todo por los aires. Pero vamos, que no creo… Tengo que hacer todo el
papeleo…
Al salir de casa cerró la puerta con un portazo: ¡BUM!

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