jueves, 13 de octubre de 2005

Distancia etérea

Palpita la distancia etérea
de mi cuerpo que te roza,
y a la vez que te desea
sin tocarte aún te intuye.

Se disipa muy callada
su mentira, que resbala
plumiforme por tu rostro-porcelana.

Nunca noble su mudable compañía;
sabe a derrota tu piel de cortesana.
Hasta donde la noche recuerda,
no hubo querubín de Venus
tras su pecho nunca.

No se si mientes cuando hablas,
pero has de mentir si rezas
pues no existe dios alguno
capaz de inventar tu belleza.

No hay comentarios: