viernes, 20 de enero de 2006

Fin de fiesta

Es esperarte despacio
lo que no perdono al tiempo.

Dime compañero,
cuantas veces has besado el suelo.
Dónde quedó tu rostro
tras el diluvio de la noche.
Qué fue de la mujer
que te amó incluso al despertar.

Me siento como el angel herido
que se niega a caer,
que se aferra al filo de la nada,
arrastrado por la rabia de la vida
embriagado por la esperanza
de una noche sin fin,
convencido de que la resaca
forma parte de la fiesta.

Pero es mentira
la muerte me lo dijo.

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