domingo, 27 de noviembre de 2005

Dejame acariciarte...

Dejame acariciarte,
no importa la distancia.
Esta noche no es nuestra,
tal vez tampoco el alba
pero tus besos invisibles
aun acarician mi cara.
¡Despertad musas!
ha vuelto el redentor.
Que fantástica derrota
morir y no sangrar
llorar y no gritar.
Que rabia más callada,
que dolor más conformista
que con verte se deshace
y no pide ya más nada.

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